Este frío que me cala los huesos me inmoviliza toda y aún, por alguna razón me encuentro cómoda. Es una soledad apaciguante que me rodea y me atrapa. Contemplo iluminada las siluetas que se forman del humo del tabaco y sonrío.
El aire llega entonces y en un suspiro entrecortado me hace cachitos el alma. El frío sigue ahí, pasivo.
Mis manos aunque duras y secas se aferran una con otra y mi espalda gime en un quejido encorvado.
Cruje la madera consumiéndose... el oxígeno falta.
Lejana me siento y ando. Acostumbrada.
Lejana de mi cuerpo, entumido por completo.
El humo es ahora solo humo.
Monday, July 27, 2009
Monday, July 20, 2009
"Y tú no te decides por ninguna de las dos...."
*E l l a e s b o n i t a - N a t a l i a L a f o u r c a d e
Friday, July 17, 2009
Thursday, July 16, 2009
Toda mi vida fui una persona social, aventurera, espontánea y bromista... confianzuda y con una facilidad sobresaliente para hacer nuevos amigos.
Nunca fui la niña retraída que a penas y murmuraba algo, nunca me sente en una esquina del salon sola, ni me hicieron falta amigas con quienes compartir mi lunch.
Corría, nadaba, jugaba... sonreía.
Y pum! Pasó.
Supongo que me alejé. Hubo una transición interna en la que pasé de ser la fiestera máxima, la amiga de los consejos, la de las salidas y el café, la que inicia la conversación, la que sale con cien números nuevos de la reunión y entrega su número a cien más. Hubo algo en mí, un instante, un zarpazo y me volví irreconocible.
Ahora la callada, la tímida, la "mamona"... la que ya no encuentras las palabras, ni es espontánea, la quie se piensa más de diez veces la frase que está a punto de decir y cuando logra decirla pasa desapercibida.
Los números en el celular, los de la vieja agenda a través de los años han ido disminuyendo notablemente, las llamadas recibidas un viernes en la noche se han reducido a ser nada, las tardes de café ya no suceden para mí porque en algun punto del camino se perdió mi invitación, y los consejos tan obsoletos que ya ni son requeridos.
Los que me buscaban, lo que yo buscaba pasaron a ser inaccesibles. Y me cerré entera.
A veces me odio por dejarme abandonada y no renovarme, por pasar a ser este vestigio irreconocible de una niña feliz. Completa, amada, con gente a la que recurrir.
Y me odio y me purga perder las conexiones, y quedarme en vacaciones todos los días en pijama. Me enoja y me siento abatida por sensaciones que nunca seré capaz de expresar, por que lo que era y lo que quiero ser nunca regresará y nunca será.
Y con lágrimas en los ojos respiro hondo y busco nombres y busco lugares y busco amigos y no encuentro, no me encuentro.
Me mentalizo algunas noches, antes de dormir en regresar y deshacer las murallas que me rodean y atrapan y hurgar, buscar ondo lo que una vez fui con la esperanza en la mano de que si es así, de que si la antigua niña regresa el futuro será feliz.
Y hago historias mentales y fantasias increíbles y recuerdo y recuerdo hasta que me doy cuenta de que a mi no me recuerdan.
Nunca fui la niña retraída que a penas y murmuraba algo, nunca me sente en una esquina del salon sola, ni me hicieron falta amigas con quienes compartir mi lunch.
Corría, nadaba, jugaba... sonreía.
Y pum! Pasó.
Supongo que me alejé. Hubo una transición interna en la que pasé de ser la fiestera máxima, la amiga de los consejos, la de las salidas y el café, la que inicia la conversación, la que sale con cien números nuevos de la reunión y entrega su número a cien más. Hubo algo en mí, un instante, un zarpazo y me volví irreconocible.
Ahora la callada, la tímida, la "mamona"... la que ya no encuentras las palabras, ni es espontánea, la quie se piensa más de diez veces la frase que está a punto de decir y cuando logra decirla pasa desapercibida.
Los números en el celular, los de la vieja agenda a través de los años han ido disminuyendo notablemente, las llamadas recibidas un viernes en la noche se han reducido a ser nada, las tardes de café ya no suceden para mí porque en algun punto del camino se perdió mi invitación, y los consejos tan obsoletos que ya ni son requeridos.
Los que me buscaban, lo que yo buscaba pasaron a ser inaccesibles. Y me cerré entera.
A veces me odio por dejarme abandonada y no renovarme, por pasar a ser este vestigio irreconocible de una niña feliz. Completa, amada, con gente a la que recurrir.
Y me odio y me purga perder las conexiones, y quedarme en vacaciones todos los días en pijama. Me enoja y me siento abatida por sensaciones que nunca seré capaz de expresar, por que lo que era y lo que quiero ser nunca regresará y nunca será.
Y con lágrimas en los ojos respiro hondo y busco nombres y busco lugares y busco amigos y no encuentro, no me encuentro.
Me mentalizo algunas noches, antes de dormir en regresar y deshacer las murallas que me rodean y atrapan y hurgar, buscar ondo lo que una vez fui con la esperanza en la mano de que si es así, de que si la antigua niña regresa el futuro será feliz.
Y hago historias mentales y fantasias increíbles y recuerdo y recuerdo hasta que me doy cuenta de que a mi no me recuerdan.
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