"Pienso en las mujeres de siglos pasados que ingerían vinagre para cultivar su pálidez y sus ojeras, en las que se daban fricciones con mercurio o las que se depilaban la mitad de la frente para alargar de manera interesante sus fracciones y mostrar la delicada curva del cráneo. Pienso en las deformidades y dolores que causaban los corcés, en la falta de oxígeno y la pesadez de arrastrar un miriñaque. Pienso en los pies vendados de las mujeres chinas, en los collares que alargan y descoyuntan el cuello y en los tatuajes rituales de algunas tribus africanas. Pienso en las grandes bellezas y en como siempre había algo que las convertía en mujeres peculiares, fuera de su inteligencia, su ambición o su destino trágico. Pienso en las barbaridades cometidas en nombre de la belleza, la virginidad o el papel de la mujer y ninguna me parece más extrema, más dolorosa y grave que la actual obsesión por la delgadez y juventud....."
Espido Freire, "Cuando comer es un infierno".
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