Dónde...

Yo mientras tanto me quedo añorando tus besos, esos besos colocados siempre en el punto exacto donde los necesitaba, donde los quería.
Me quedo también con esas lindas palabras salidas de tu boca, con ese lenguaje tan sereno y lleno de paz de tus caricias, con el arrullo de tu voz.
Se queda la permanente marca de tu amor en mis huesos, hasta lo más profundo de mi ser. También la ternura.
Permanece la quietud de tu cuerpo y el eterno calor que solías irradiar, tan cerca de mi.
Se queda el ruido de tu sufrir, acompañado del dulce beso que te solía brindar cuando no había más que tormenta...
Me quedo con tus sueños, nuestros sueños, a la espera de que vuelvas y se hagan realidad.
Se queda la ilusión, la esperanza mia de estar juntos. Así como mi suspiro... anhelando tu regreso.
Se queda tu saliva, dentro de mi, al igual que tus promesas a la espera de ser cumplidas... nunca desechas.
Me quedo contigo, me rehúso al abandono, al regreso... me quedo con todo esto, para cuando vuelvas compartirlo.

Y tú, tú te quedas con mi eterno amor, tú...
Tú te quedas con mi voz... con mi calma. No más tormento.
Mis sueños siguen contigo, abrazándote, cubriéndote de esperanza.
Te quedas con mi risa, esa risa.. producto de tu amor.
Sigue contigo, toda yo... mientras estaba entera. Llena de ti.
Te quedas con mi cobijo, siempre dispuesto a ti.
Te quedas conmigo entera. Llena de ti.

Pero yo, mientras tanto....
sufriendo por ti.
Vacia.
Desolada...
Cubierta del frío de la desilusión.
Con las manos abiertas a la desesperanza...
Ya sin ti.
Con esa parte de mi, que sabe y se rehúsa a conscientizar que tal vez ya no volverás.

¿Dónde estás?... mándame un poco de tu calor, que me congela.
Sin embargo no llega.

Estoy arruinada... sola. Rota... cubierta de dolor.
Duermo y no apareces.
Me corto y no sales.
Lloro y no me salvas.
Vomito, no llegas...

¿Dónde estas?

Felicidad.... ¿dónde te dejé?