Ojalá desaparesca. Sí, ojalá ya todo se vaya. Este sentimiento, toda esta ira que abunda dentro de mi. Ojalá que mi miseria desaparesca, si esa miseria... no tengo nada, no tengo a nadie y lo sé.
Me siento mal, deprimida, quiero llorar pero no me lo permito. Total, mañana despertaré ¿renovada?... no lo sé. Me despertaré como si nada de esto hubiera sucedido hasta volver a lo mismo, cuando coma. De nuevo lo mismo.
Me lavé y lavé los dientes, con la esperanza de que se fuera ese sabor. El sabor de la comida.
El sabor del odio, de mi dolor... Pero mi dolor soy yo misma. Entonces, ¿quiero desaparecer yo? La respuesta es simple; si, así lo deseo. No me atrevo a matarme de otra forma distinta a la que practico ahora, que creo es la que daña más, la más lenta, la más dolorosa. Esperaré.
Ohh... el sabor sigue aqui, no se va, se niega a desaparecer. Por más que se lo pido... esperaré también.
Voy a dormir, si. Dormir mucho, me sumergiré de nuevo en las pesadillas, si me sumergiré más en mi. Desearía no despertar, ojalá no lo haga.
Ojalá ya todo se vaya, ojalá pueda seguir adelante, con mi vida (o lo que queda de ella)... pero sé, lo tengo seguro que al final todo quedará en un OJALÁ.
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